lunes, 12 de marzo de 2007

La eternidad no es mas que la entera posesión de sí en un solo y único instante

Todos tratamos de ser honestos intelectualmente, de ser emocionalmente equilibrados y actuar con rectitud; los individuos que dicen estar en una búsqueda espiritual, estos postulados lo tienen grabado a fuego.
Por supuesto, no siempre lo logramos. Vivimos esencialmente de nuestras emociones, de nuestras vivencias y de alguna que otra opinión que recogemos aquí o allí; estamos en una época del conocimiento rápido, de la vivencia vertiginosa, de una emoción que implique demasiada adrenalina.
Lo nuevo nos atrapa y cautiva o nos amenaza; es probable que sea esto último, hay mensajes que por ser tan repetidos en la humanidad, siempre son nuevos. Son nuevos porque cada vez que lo repiten, implica una amenaza a nuestro sistema de creencias, de vivencias, de ideales.
Para ser directo: ¿Cuál es el pecado de Sai Baba? ¿Encarnar “una” forma de Amor? ¿Se es culpable por enseñar a los que golpean a su puerta a conjugar el verbo amar?
Después de todo, el mensaje de Sai Baba es parte de un mensaje eterno y no difiere por ejemplo de aquella magistral afirmación de San Agustín: “la eternidad no es mas que la entera posesión de sí en un solo y único instante”
Si se me permite, quisiera señalar un segundo punto que debe llamarnos a la reflexión a creyentes y a los agnósticos: se afirma o se niega a partir de la particular vivencia.
Sai Baba es ángel o demonio de acuerdo a nuestras emociones internas a nuestros gustos o rechazos, a nuestras miserias o grandezas.
Hace ya más de dos mil años, la humanidad rechazo a un santo de Dios que trajo un mensaje similar: el amor. Se llamaba Jesús y después de estos dos mil años, la humanidad cada año se arrepiente de su equivocación, por eso, en la liturgia esta contemplada la realización del Vía Crucis con la siguiente plegaria al final de cada Estación: “adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu santa cruz, redimiste al mundo”
¿Y si nuevamente nos estamos equivocando con Sai Baba?
Deberá pasar nuevamente dos mil años para que la humanidad recuerde un día cualquiera del calendario “adorémoste Sai Baba y te bendecimos porque con nuestras blasfemias e insultos, ayudaste a quitar la carga de maldad en el mundo”
Los teólogos en los primeros siglos estuvieron divididos respecto a la realidad que representaba Cristo, finalmente se llego a un “acuerdo filosófico-teológico” y se declaro que era “verdadero Dios y verdadero Hombre.”
Y eso es maravilloso.
Representa un salto cuanti-cualitativo en la memoria espiritual de los pueblos cristianos, tan próximo a la visión india del Señor Rama y Krishna donde desde hace miles de años se sostiene que estas apariciones divinas fueron y son “verdaderos dioses y verdaderos hombres”
¿Y si Sai Baba fuera verdadero Dios y verdadero hombre?
¿Y si Sai Baba expresa de un modo misterioso la suma de los anhelos y desvelos de cientos de millones de almas que oran cada día por la paz y prosperidad mundial?
¿Qué o quien nos puede impedir interrogarnos sobre estos tópicos – incluso yo, que soy emocional e intelectualmente independiente de la enseñanza de Sai Baba -¿ Solo la estreches mental, los dogmas y los preconceptos?
Porque, se trata de preguntarnos, de abrirnos a la posibilidad de aceptar que la santidad es posible por fuera de nuestros respectivos sistemas de creencias.
El sistema de creencias individual nunca puede conculcar el derecho a la vivencia espiritual de los otros y jamás debe osar encaramarse en la soberbia de limitar a Dios, Su poder, Majestad y Gloria, según el gusto y capricho de cada individuo.
Recuerdo que en los años sesenta, el maestro y santo Prabhupada predicaba en los EE UU, la abstención del consumo de carne, huevos, pollo, pescados; no a la intoxicación por drogas, alcohol, tabaco y todo estimulante, incluido el te y el café; no al sexo ilícito, etc.
¿Qué sucedió? Simplemente afecto nuestro sistema de creencias, “eso no era ser naturista” se dijo hasta el cansancio, y esto lo sostenían hasta los más cercanos a la vida natural. Muchas madres y padres decían: “le esta lavando la cabeza a los jóvenes”
Hoy día los tiempos cambiaron, son aun mas complejos, el celular puede ser una amenaza y ya no se discute si es bueno o malo comer carne, basta tener un colesterol con una leve tendencia a la alza para que el cardiólogo recomiende una dieta “baja en grasas”; esto incluye, disminuir el consumo de carnes. Hoy, no solo muchos se cuidan de ser activos militantes del naturismo sino que apareció una nueva versión, más sostificada aun: los alimentos orgánicos.
Lo mismo sucede actualmente con Sai Baba según mi entender, la humanidad clama por modelos sociales que incluyan; que el amor y la compasión sea un verbo que lo pueda conjugar la totalidad de la humanidad; que la vivencia de Dios salga a las calles y no quede encerrada entre muros, templos y catedrales; entre letras y palabras que solo los expertos tienen derecho a conocer, entender y explicar.
Claro que como sucedió en los tiempos de Jesús, habrá muchas interpretaciones y aparecerán por miles o cientos de miles los que digan “yo te explicare lo que Sai Baba “realmente” quiere decir cuando dice…”
Pero de eso se trata la humanidad, de avanzar, de comprender, de aprehender, de aceptar, de perder niveles de animalidad, de violencia y de egoísmo.
Cada tres segundo muere un niño en el mundo; cada seis minutos una mujer muere por alguna enfermedad evitable en nuestro planeta, enfermedades que parecían extinguidas hoy florecen y se pasean por las calles de las grandes ciudades (EE UU tiene un alarmante incremento de pulmonías); pero un grupo de ciudadanos en nombre de una posición individual amenazan, critican, insultan y lastiman a un hombre santo. Seria mas deseable que todos juntos unamos nuestras fuerzas y formáramos una campaña mundial “pro”, no “contra”.
Porque ese es uno de los deberes de los creyentes o de los espiritualistas.
De todo lo que leí en Internet contra Sai Baba, nunca encontré una línea de los acusadores donde declaran taxativamente que abandonan su búsqueda espiritual.
¿Y si comenzamos nuevamente? ¿Y si renovamos nuestros compromisos con el cielo y buscamos en nuestro interior la maravillosa afirmación de San Agustín? La eternidad no es mas que la entera posesión de sí en un solo y único instante”
Posiblemente no estaremos tan lejos de la verdad, posiblemente el odio el autoengaño, la falsedad y la soberbia disminuya un poco más en este mundo.