lunes, 12 de marzo de 2007

Los Maestros atacados y las enseñanzas eclipsadas por la vulgaridad humana

Si pertenecer a los grupos formados por sus seguidores acredita como devoto, no lo soy;
Mis convicciones se basan en una fe intransferible en el mantra gayatri y en su poderoso efecto sobre mi vida personal; esta convicción la comparto con miles de amigos en todo el mundo.
Si reverenciar las enseñanzas de Sai Baba porque expresan una vertiente de las tantas lecturas que admiten las escrituras sagradas de la India sagrada; entonces puedo autocalificarme de un ferviente aspirante a comprender sus enseñanzas en el contexto actual del avance de la sociedad humana. Sai Baba habla de las pequeñas cosas, de las simples cosas que nos transforman en humanos plenos, como dice una amiga, “las pequeñas cosas, pasan inadvertidas por tanta publicidad engañosa de Dios.” Por ello, agrega con una verdad sin dobleces: “En este minuto la oferta espiritual es muchísima, todos son dueños de la realidad y de la verdad de Dios y los verdaderos santos son masacrados por las masas y las mentiras.”
¿Que hace a una, dos o cien personas atacar la santidad de alguien que dedico su vida y cada minuto de los últimos 80 años a servir a cada alma que llego hasta él?
¿Por que un niño de doce años puede mirar el rostro de Sai Baba y simplemente ver dulzura allí donde otros solo ven conspiración y agravios a la moral?
¿Será que un niño no esta expuesto a tanta oferta y por lo tanto es más permeable a “ver” al santo? Gopal no se dijo jamás devoto de Sai Baba en el sentido que se pueda entender comúnmente, pero se que en la ducha cada día canta el gayatri 21 veces como le pedí hace ya algunos años. Y, es posible que cuestione toda adhesión inmediata a un grupo determinado, sea cristiano, judío o hinduista. Tengo la impresión que desea mantener una cierta libertad de criterio en estos asuntos. Como dice mi amiga: “establecer un contacto inteligente y critico de una realidad que confunde mucho.”
Conocí a mi maestro espiritual por primera vez a los 14 años en los Estados Unidos y, los años han pasado y deseo seguir siendo fiel a la verdad de las enseñanzas vedicas que dieron sentido a mi vida desde entonces.
¿Cuánto se sabe de vedas y de Puranas y Upanishad para juzgar tan precipitadamente la Vida y las Enseñanzas de Sai Baba?
¿Desde que experiencia intelectual o vivencial se juzga o pretende confrontar la grandeza de Sai Baba?
En mis años de joven, viajaba con frecuencia al norte de la India y sabia por referencia que en el sur existía uno de tantos gurus que hacen demostraciones de poderes espirituales (sidhis); por influencia de mis hermanos espirituales y por mi posición filosófica, me mantuve alejado de cualquier especulación en cuento a visitar el ashram. Pero, esencialmente porque siempre he sido un escéptico silencioso y toda demostración de poder me causo y causa una gran molestia interior.
Mi primer contacto lo tuve a través de una persona de Venezuela que tenia una pequeña hija autista. No recuerdo como, pero un día, conmovido por la exasperación de esa madre con su hija de unos 10 años perdida en la noche oscura de su mente, le entregue una foto de Sai Baba que había recortado de una revista de publicación masiva y le dije “llévala si puedes, solo El podría ayudarte.”
Años después, esta querida mama me comento que su hija había recuperado contacto con la realidad en un 90 por ciento. Esto me lo dijo llorando y, junto rememoramos las noches que esa niña pasaba gimiendo y balanceándose sobre su cuerpo con la mirada perdida en el vacío…
¿Año 1980, 1981? No lo recuerdo.
Nunca hable con esta persona sobre su experiencia con Sai Baba y nunca me contó otra cosa que no fuera el Vhibuti que le materializó en la entrevista personal.
¿Milagro?
¿Engaño?
¿Ilusión de una madre desesperada que necesitaba creer?
Se que la otrora niña vive actualmente en los EE UU y esta recuperada para ella misma y desconozco si es devota de Sai Baba o si su madre es seguidora de Sus enseñanzas.
Y este es el primer punto que deseo expresar a los detractores de la santidad de Sai Baba: El santo cuando es santo verdadero, recibe a todos, no rechaza a nadie; consuela, ayuda, sana, conforta y jamás pregunta si eres o serás seguidor, si donaras dinero o no; si le harás propaganda o no.
“Dar, dar sin pedir nada a cambio.”
Desde mi pequeña experiencia de tantos años de recorrer la sagrada india, esta pequeña diferencia señala a un impostor de un santo; porque, como también dice mi amiga: mucha gente canaliza y se siente dueña de grandes verdades cuando las verdades son simples y pequeñas y ahí radica su grandeza; todo es mas simple, en el fondo es así, pero nos enredamos tanto…
Un santo, es decir Sai Baba, tiene la simplicidad y la pureza de lo sagrado; por eso desde ese espacio sin tiempo, puede conceder la gracia a una madre angustiada. Esta fue mi primera aproximación al fenómeno Sai Baba. Y no me transformo en “su devoto”, pero tampoco podría pronunciar perjurio contra el cielo, diciendo lo que no es verdad.
Y como también acota mi amiga: “muchas veces el “maestro espiritualista” conversa pero esta el dinero y su ego adelante, entonces si es verdad, uno no la ve; lo ve a él y así pasa a cada arto rato.”
El santo da sin reserva alguna, recibe a todos, su casa es tan inmensa que puede entrar el mundo entero, incluso los detractores. El alimento del santo es la alegría y el amor, no la suma y la resta. Nadie que adhiera a la verdad puede acusar a Sai Baba de inducir a sus seguidores a donar dinero o a levantar monumentos a su gloria.
Esto ultimo que escribo, lo digo luego de haber leído muchos artículos a favor y en contra; de haber escuchado largas horas a importantes exponentes del pensamiento hinduista “en” la india. Esa es la diferencia con simple personas con supuestos poderes, auto referentes y ególatras que solo buscan su gratificación patológica.